domingo, 22 de septiembre de 2013

Paganismo y Revolucion


El paganismo real se basa en un amor supremo al medio natural, es actuar en comunión con las leyes de la tierra, no de los hombres. Es defenderlas y hacer perdurar las riquezas que en la cuna se nos ofrecieron con nuestro nacimiento. El pagano debe superarse a sí mismo para ser digno, debe proteger de la degeneración a su estirpe y a su espíritu forjando uno fuerte capaz de superar la obra de sus ancestros así mejorando su posterior legado. El legado no es una riqueza palpable, es la riqueza interior, es la llama que arde dentro de cada uno, el hogar que reúne a la familia, es el fuego purificador y es el azote de lo que degenera y enferma nuestro interior a través del exterior. No hay muerte, pues no existe la muerte en el sentido que le dan las creencias monoteístas, no es un/el fin, no busca redenciones, morir es vivir en otro plano, o simplemente ser parte del ciclo natural de la naturaleza que siempre se regenera y prevalece. Es la recompensa por la forma en la que tu cuerpo acaba yaciendo en el seno terrenal, es la entrega, el desprendimiento material corporal del espíritu, estableciendo distintos valores y finalmente entendiendo que el cuerpo es moneda y el espíritu es Valor. El sufrimiento, la superación del dolor, el dominio de los placeres, el control y sumisión total del cuerpo por la mente como medio del espíritu para transferirse al plano tangente, en ello se hallarán las metas. El placer, la recompensa no es la meta, es el dominio de la débil carne la cumbre, igual que el que corona la más alta montaña, no es descansar su afán, no es sentarse y ya está, pues aún deberá bajar, es contemplar el paisaje destinado a unos pocos selectos, es saber que ha superado su cuerpo con el coraje del corazón, es ser consciente de la fortaleza que su creencia ciega en poder hacer algo ha infringido a su mortal cuerpo de súper poderes. No creer en nosotros, es la maravilla que el espíritu contiene, eso nos aleja de los dioses y nos imposibilita como hombres.

La lucha, la forja, lo viril y lo femenino están siempre presentes y ensalzados en sus más nobles cualidades, algo que el “neopaganismo buenista” desdibuja o anula y manipula. La violencia, la lucha, la forja del soldado de la vida no tienen nada inválido pues es parte del modo natural de conducción para la supervivencia en el medio actual y ancestral. Lo viril, lo femenino también es anulado desdibujado y hasta confundido, tal y como el pensamiento imperante ordenan, es prueba pues, de que esa no es la espiritualidad del pagano.

Erróneo es creer que quien alberga como fe esta creencia no se deba a nada superior, si bien no debe redimirse, pues un ser natural nace puro, no hay pecado “de serie”, su actitud anti natura o su reincidencia en el no cumplimiento de los dictámenes naturales, el caer constantemente en los placeres degenerantes del yo interior, la ausencia de valor, la cobardía o el atentar contra el legado esencial del hombre sí que niega el título de hijo o descendiente de dioses y por lo tanto será carcasa vacía sin valor alguno e intrascendente su paso por la vida tras su muerte que sí que será punto y final.

¿Es compatible el paganismo con la militancia nacional revolucionaria? Sí, en tanto es una opción personal, de la misma forma que cualquier otra religión que defienda la familia, la vida y las leyes de la naturaleza.

Carmen M. Padial

Fuente: http://poesiaparalaresistencia.wordpress.com/2013/09/22/paganismo-y-revolucion/