Todas las referencias reunidas a lo largo de este trabajo indican claramente que partiendo desde Chile e ingresando posteriormente a nuestro país, la utilización de piedras de mando y poder se extendió ampliamente por todo el Cono Sur. Sabemos que también existía un recuerdo o una tradición ancestral que sostenía que debía hallarse una piedra,”la Real” u original que sería la portadora de la suma del poder, del conocimiento y de la eternidad.
Es claro que los iniciados de las culturas indígenas habían desarrollado rituales y procedimientos para entregar a piedras con ciertas características especiales una dosis de toda esa magia que ostentaba la más poderosa.
Por ello es posible hallar relatos de cherrufes o piedras antropomórficas con propiedades sobrenaturales. Caminar solas, volar, predecir el futuro, despedir luces, matar y dominar la furia de los elementos.
Todas esas cualidades pueden ser entresacadas de las crónicas y relatos que he recopilado en este trabajo.
La explicación debe hallarse en las propias capacidades psíquicas de los poseedores de tales talismanes pétreos. Las piedras pueden ser mágicas pero el despliegue de sus cualidades depende del operador.
Y con tal concepto regresamos al estudio del Bastón de Mando del Uritorco, quizás la piedra Original (sin dudas así concebida por Terrera), la piedra negro-azulada. Su poder llegaría a ser ilimitado en manos de un ejecutante adecuado, sin embargo en la diestra de un representante de las fuerzas oscuras generaría un caos de enormes proporciones. Afortunadamente, aquellos que blandieron piedras mágicas en el pasado, no fueron capaces de hacerse con la más sabia. No es momento de juzgar si estaban capacitados para poseerlas. Con cierta premura contestaría que no. Han sido responsables de continuas guerras, traiciones, contrabandos y matanzas. Si bien se pueden justificar en el sentido relativo de que estaban defendiendo su territorio injustamente expropiado; debo ser honesto al afirmar que jamás demostraron una valía moral e intelectual como para transformarse en los poseedores de la suma del poder.
Por fortuna, los caminos que conducen a la búsqueda de la Verdad no pueden ser pisados por la planta de cualquier individuo aún cuando sus motivaciones luzcan como justas. Efectivamente, la posesión de la Verdad Mágica implica un proceso harto complejo e imposible de ser transferido o comprado. Este concepto se puede descubrir cristalinamente descrito en muchas de las obras que versan sobre el poder mágico y la suprema sabiduría.
Todos somos buscadores de una verdad que bien puede estar lejos de la Verdad. La única posibilidad para lograr acercarse a ella es seguir un camino recto, sacrificado e individual.
La búsqueda de las piedras sagradas y mágicas sigue un derrotero paralelo a la del Santo Grial. No en vano Parsifal logra una simbiosis de ambas tradiciones en el poema escrito por Wolfram von Esschembach en la Edad Media. Allí es posible recorrer el sendero del legendario héroe de las sagas arturianas embarcándose rumbo al hemisferio sur, en busca de una comarca serrana donde depositaría el sagrado Cáliz y el poderoso Bastón de Mando. Guillermo Terrera no duda en identificar tales regiones con las sierras de Viarava y Chavara en la provincia de Córdoba. Otros han situado el punto en las sierras de la provincia de Buenos Aires, más precisamente en el sistema de Ventania, al que como he mencionado pertenecen las de Cura Malal.
En definitiva, es posible entrever en el relato del poeta medieval que algún evento vincula las sagas nórdicas con el subcontinente sudamericano.
Wotan a la derecha y Parzival en Uritorco
Por otro lado se han descubierto vestigios arqueológicos en la zona costera y central de la provincia de Río Negro que indicarían la posibilidad de que europeos del siglo XIII podrían haber desembarcado en el norte de la Patagonia o sur de Buenos Aires, precisamente en el entorno de Carmen de Patagones. De allí, que la cercanía de las sierras de Ventana expliquen la inserción de las leyendas o tradiciones de piedras sagradas en nuestro país.
Quizás, hayan sido tan solo una escala en su viaje hacia el Noroeste en busca de otras tierras mejores o más adecuadas a su reposo definitivo.
Por otro lado es posible hallar otro origen de las historias vinculadas con las Hachas Insignia, proveniente del Pacífico Sur.
Efectivamente, José Imbelloni en su magnífica obra La Segunda Esfinge Indiana (9) traza sin solución de continuidad un camino isoglosemático (10) para la palabra Toki.
Como es sabido, el origen del pueblo mapuche y sus etnias asociadas se sitúa en el Oeste, precisamente en alguna tierra del Pacífico Sur. Tierra denominada Mapu en sus crónicas legendarias. Muchos autores han sugerido la existencia de un continente en la zona central de Oceanía. Continente o gigantesca isla bautizada como MU por James Churchward, principal defensor de su realidad histórica. El mencionado autor fue capaz de reunir conocimientos teosóficos (pertenecía activamente a la sociedad Teosófica fundada por Helena Petrovna Blavatsky y James Olcott) con hallazgos arqueológicos, filológicos y geológicos. Fruto de su labor fue una serie de libros cuya lectura más allá de lo apasionante no deja de aportar una apreciable erudición.
Pues bien, tomando en cuenta la indudable filiación lingüística entre el término TOKI en la ruta descubierta por Imbelloni y la probable existencia de tal continente no resulta muy difícil intuir que probablemente la tradición acerca de la existencia de una piedra con enorme poder provenga de ese preciso sitio.
En el caso opuesto, en otras palabras, considerando la inexistencia de tal continente de Mu es evidente que habría que trazar el origen de los Bastones de Mando en territorio asiático, probablemente en las antípodas de nuestro país tal como sostiene Terrera.
Estatuillas con rasgos orientales halladas en La Rioja
Una u otras posibilidades determinan que la tradición no sería originaria de los pueblos americanos y que su raigambre en la cultura ha debido producirse por las increíbles demostraciones de poder que podían producir esos talismanes líticos. Pues, seguramente a lo largo de los milenios han debido gestarse abundante copias de la Piedra Original, réplicas que si bien no producían toda la gama de fenómenos atribuidos a ella, debieron generar en los indígenas una apreciable impresión de sus potenciales efectos.
Hoy en día la dinastía de los Cura, Piedra conserva una piedra antropomórfica, una materialización del cherrufe araucano.
Sin dudas son depositarios de una tradición que ya iniciado el siglo XXI sigue conservando su vigencia. No han mostrado esa reliquia a los hombres blancos y considerando los antecedentes históricos, nadie puede reprocharles ese proceder.
EL Bastón de Mando del Uritorco debería permanecer en manos del hijo del Dr. Terrera. En medio de los rumores sobre su venta al exterior del país, al menos en lo que a mi respecta he perdido el rastro de la preciada pieza, no es posible determinar cual es su situación actual.
Esperemos que no haya caído en manos oscuras que utilicen su varias veces milenario poder en beneficio de las fuerzas negativas.
Mientras tanto, cientos o quizás miles de personas buscan afanosamente su propia piedra mágica. Puede hallarse en cualquier sitio del planeta pero el origen del camino de todo buscador debe situarse en él mismo. La jornada será ardua y solitaria, de otro modo el éxito será muy dudoso.
Este trabajo refleja tan solo una mínima parte del material que hemos podido reunir acerca de las hachas, piedras sagradas y bastones de mando de los antiguos pueblos sudamericanos. Realmente no hubiera podido realizarse sin la valiosa labor de rastreo realizada en las bibliotecas chilenas por parte de mi amiga y colaboradora Liliana Núñez y sin la orientación de los bibliotecarios del Museo Etnográfico de Buenos Aires . A todos ellos quiero expresar mi sincero agradecimiento.
Asimismo insto a aquello lectores interesados en profundizar en este apasionante tema a ponerse en contacto con el autor para acceder a toda la documentación disponible editada por AFLA en fomarto digital en dos volumenes.
Fabio Picasso
24 enero 2004.
Referencias:
1. He tomado los datos que consigno desde 1833 hasta 1861 de un curiosísimo manuscrito de 150 fojas de oficio que en 1879 encontré en el Desierto, entre los médanos, cercanos a la posición que ocupa hoy la ciudad de General Acha. Formaba parte del Archivo del Cacicazgo de Salinas Grandes. E. Zeballos
2. Palabras de Leoncio Deodat.
3. Deodat, Leoncio: Un Bastón Mágico Herpetiforme Descubierto en Patagonia Austral, Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, III, 1942, pgs. 99-118.
4. Terrera, Guillermo Alfredo: Antropología Metafísica y El Bastón de Mando, Uritorco (Buenos Aires), 1984, pg.101-104.
5. Ibidem, pg. 92-94.
6. Lenz, Rodolfo: Estudios Araucanos, Santiago de Chile, 1896, pg.405.
7. Fernández Dieguez, José María: Argentina, Ruta de OVNIs, Ediciones Balcón, Buenos Aires, 1978, pg.117-118.
8. Guevara, Tomás: Psicolojía del Pueblo Araucano, Santiago de Chile (Cervantes), 1908, pg. 343-344.
9. Imbelloni, José: La Segunda Esfinge Indiana, Buenos Aires (Hachette), 1956, pg.390-394.
10. Ruta geográfica surcada por un vocablo con igual significado en cada uno de los puntos.
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