¡Hermanos de toda la humanidad!
¡Ya es hora de despertar!
Miles de años de oscurantismo, represión, sufrimiento y odio han finalizado. Es inevitable que los seres humanos se rebelen contra las instituciones nefastas que no lo dejan realizarce, instituciones que velan por los intereses de la explotación y la acumulación material descarada, despojando al ser humano de su dignidad intrínsica, otorgada a él por designio divino.
La humanidad ya no puede seguir caminando por la senda de los falsos dioses y profetas, que conducen a civilización por la vía de la oscuridad y la frustración. Esta es una gesta de todos los seres humanos, divididos y enfrentados por los intereses espúreos y por las falsas ideologías.
El hombre es libre por naturaleza y así debe ser, deben desaparecer los prejuicios, los odios, las prohibiciones, el pudor y lo tabú, todo debe estar al alcanza de todos, de esta manera nadie nunca deseará lo de los demás; no deben existir leyes que prohiban, y de esta manera dejará de existir gente fuera de la ley. Las pasiones y los deseos humanos no deben ser reprimidos, porque sería antinatural, un pagano es uno con la naturaleza, y sus únicas leyes son las de ésta.
Esta rebelión no comprende fronteras, razas ni géneros, ésta es la lucha del hombre por su emancipación, es una lucha por la dignidad, es un grito de libertad que ha de resonar en todos los falsos templos levantados al dios de la oscuridad, que protege a sus hijos y castiga al que no le sigue.
El hombre debe darse cuenta que todo lo que adora y exalta de Dios está dentro de sí mismo, no hay que buscarlo en ningún lado, ni tampoco es propiedad de nadie, sino de todos. Las figuras, los símbolos, las imágenes y todo lo que se percibe por sentidos, son objetos que reciben fuerza que nosotros les otorgamos, y a la vez, estos nos la devuelven como un circuito encargado de mantener vivo nuestro Dios interno. Por eso debemos aferrarnos a nuevos símbolos que posibiliten el despertar de ese poder dormido y atrofiado por las fuerzas de la oscuridad, que hoy rigen en la espiritualidad de la raza humana.
Sólo dentro de nosotros y no en otro lado encontraremos la fortaleza, la lealtad, el vigor, la valentía, el honor y el impulso que nos van a conducir a la victoria de la luz sobre la oscuridad.
Dejemos de buscar salvadores y despertemos al que todos llevamos dentro.
La humanidad ya no puede seguir caminando por la senda de los falsos dioses y profetas, que conducen a civilización por la vía de la oscuridad y la frustración. Esta es una gesta de todos los seres humanos, divididos y enfrentados por los intereses espúreos y por las falsas ideologías.
El hombre es libre por naturaleza y así debe ser, deben desaparecer los prejuicios, los odios, las prohibiciones, el pudor y lo tabú, todo debe estar al alcanza de todos, de esta manera nadie nunca deseará lo de los demás; no deben existir leyes que prohiban, y de esta manera dejará de existir gente fuera de la ley. Las pasiones y los deseos humanos no deben ser reprimidos, porque sería antinatural, un pagano es uno con la naturaleza, y sus únicas leyes son las de ésta.
Esta rebelión no comprende fronteras, razas ni géneros, ésta es la lucha del hombre por su emancipación, es una lucha por la dignidad, es un grito de libertad que ha de resonar en todos los falsos templos levantados al dios de la oscuridad, que protege a sus hijos y castiga al que no le sigue.
El hombre debe darse cuenta que todo lo que adora y exalta de Dios está dentro de sí mismo, no hay que buscarlo en ningún lado, ni tampoco es propiedad de nadie, sino de todos. Las figuras, los símbolos, las imágenes y todo lo que se percibe por sentidos, son objetos que reciben fuerza que nosotros les otorgamos, y a la vez, estos nos la devuelven como un circuito encargado de mantener vivo nuestro Dios interno. Por eso debemos aferrarnos a nuevos símbolos que posibiliten el despertar de ese poder dormido y atrofiado por las fuerzas de la oscuridad, que hoy rigen en la espiritualidad de la raza humana.
Sólo dentro de nosotros y no en otro lado encontraremos la fortaleza, la lealtad, el vigor, la valentía, el honor y el impulso que nos van a conducir a la victoria de la luz sobre la oscuridad.
Dejemos de buscar salvadores y despertemos al que todos llevamos dentro.
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